No hay duda al respecto de que existe una sobre población mundial, y que se agrava por los malos hábitos de consumo que tenemos, y de no cambiar esta situación, en 50 años necesitaremos dos planetas Tierra para cubrir nuestras necesidades en agua, energía y alimentos. Hay que reaccionar.
La premisa de cualquier consumidor debe cambiar radicalmente, incorporando en su decisión de compra, los procesos de fabricación del producto y sus repercusiones sociales y medioambientales. Es decir, todos debemos preocuparnos por saber de dónde viene el bien que estamos comprando y qué hay "detrás" de él; qué impacto, bueno o malo, tiene ese producto sobre la sociedad y la naturaleza.
Es nuestra responsabilidad tomar conciencia, ya que como consumidores nos situamos en el último peldaño del sistema económico, lo que nos convierte en responsables finales de los productos que se producen y se venden. Con nuestra manera de consumir, de utilizar los productos y de deshacernos de ellos, podemos transformar la economía y el mundo en que vivimos.
Muchas veces nos engañamos a nosotros mismos pensando que no podemos hacer un cambio nosotros solos, pero cada decisión de consumo, grande o pequeña, tiene una influencia sobre el sistema y ejerce presión sobre el mercado. En definitiva, cada decisión tiene una influencia sobre nuestras vidas.
Hoy existe un sinfín de información al respecto, con datos y tips sobre como cambiar nuestra forma de enfrentar el consumo. Es importante que la persona consumidora sea proactiva y busque por si sola, los datos que le facilitarán la toma de decisión de un consumo responsable. Tomando conciencia del poder que tenemos y cambiar el planeta practicando, cada día, el consumo consciente.
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