11 de junio de 2010

Sobre utopías y pesadillas

No puedo evitar preguntarme cuántos ecologistas, auto-nominados o no, saben realmente lo que predican. ¿De dónde obtienen su información? En textos de ecologistas puestos en internet, porque un amigo ecologista les dijo que las cosas son así, o quizás, simplemente, porque está de moda ser ecologista y deciden mezclar de todo un poco, de lo escuchado y, porqué no?, de la propia cosecha, para sentirse aceptados. Es que claro, sería bonito que todos fuéramos responsables, felices y verdes. A decir verdad, no es que me preocupe de las opiniones, sino de la conciencia de los impactos sociales de éstas. Que levante la mano quien pueda pagar un Toyota Prius sin que le duela la guata por años. Pocos ¿Verdad? He ahí el problema.

El ecologismo ya no debe verse como opiniones sobre cómo debe ser el mundo. El ecologismo debe ser llevado a otro nivel. ¿Qué nivel? El de cada país. No debemos aplicar leyes y normativas ecologistas sin medir su impacto social. Sería un error ¿Como decirle a una persona de menores ingresos, que su vida costara el doble por el bien del planeta? ¿Cómo decirle y explicarle a esa parte de la población mundial que su sueldo ya no le alcanzará? He ahí, ante sus ojos, el verdadero dilema ecológico. Y es por este dilema que, hoy en día, lo que uno haga cuenta. No cuentan las opiniones, no cuentan las protestas pidiéndole al mundo que cambie, no cuenta la información que sepas, si no es uno, el que da el primer paso.


El gobierno no puede hacer grandes cambios si las empresas nacionales no pueden afrontarlas. Las empresas nacionales no pueden afrontar grandes cambios, si sus precios no son competitivos en el plano nacional o mundial. La gente de menores ingresos comprará artículos de menor precio y no aquel que tenga componentes biodegradables o cumplan con las normas marcianas, si sus precios son altos. No podemos, como ecologistas, seguir mirando nuestros mundos soñados, debemos buscar soluciones reales. Podemos alegar, enojarnos, ponernos mañosos, todo lo que queramos con países como China, USA, etc., pero debemos ser consientes de las realidades y sobre todo de nuestro propio país (Sea cual sea).

Debo preguntarle a cada uno, antes de terminar este post con sabor amargo, que piensan de los bonos de carbono. Realmente, alguno de ustedes, cree que ayudan? El bono de carbono es, lo que yo llamo, un engaño. Con todas sus letras y en mayúscula si quieren. UN ENGAÑO. Nunca fueron pensados para ayudar al planeta. Su verdadero fin es otro. Calmar a la gente que pedía cambios radicales ¿Alguien sabe quien fue el mayor beneficiado de todo esto? No diré nombres, para que piensen un poco. Pero daré pistas. Fue vicepresidente de USA, tiene un documental sobre el calentamiento global (Y trata de imbéciles a los que aún no creen en esta teoría), intento ser presidente de USA (Pero le gano G. Bush Junior). Bueno, este caballero y sus amigos, han ganado millones de dólares con los famosos bonos de carbono. ¿Cómo? Controlan el mercado, después de todo, ellos son los que idearon los bonos. Estos actos hacen que me pregunte, si realmente existe esta emergencia medio ambiental, o es otro movimiento de los Almighty, para hacerse aun más millonarios.

Lo concreto es que existe un problema (sea cual sea, lagunas contaminadas, mares con petróleo, aire contaminado) y las soluciones han sido lentas, pero no creo que estemos en un punto de no retorno… aún. Ni lo vamos a estar en la próxima década. Lo que sí sabemos, es que el tiempo de cambiar es ahora, simplemente porque en una década más, no nos va a quedar una década más. La idea de este post no es decir que no existe un problema, es decir que el enfoque está mal. Escucho diariamente a gente hablando de utopías y culpando a los demás de que estas no se realicen. Yo los culpo a ellos por no buscar soluciones reales y vivir en fantasías. Todos tenemos sueños, pero para llegar a ellos debemos pisar peldaños reales. Basta de culpar al vecino por la contaminación. Se debe acabar la idea de una revolución ecológica. La gente busca soluciones a sus problemas, no más problemas. Amigo verde, te pido que no culpes al ignorante, al sabio, al pobre, al rico, te pido que dejes de compararte por tu color de verde, dejes de decir “yo soy más verde que tu”. Culpa a la naturaleza humana, culpa a la evolución de la sociedad, pero sobre todo, actúa y predica lo que haces, no impongas, no obligues. Piensa de manera socialmente responsable. Aquellos que no pueden pagar lo que realmente hace bien, te lo agradecerán.

Titto

1 comentario:

Ale dijo...

Te encuentro toda la razón.Pensar de manera socialmente responsable no es tan facil como quisiéramos. Muy buena nota!!

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