El uso prolongado e intensivo de combustibles fósiles ha hecho que miremos con nuevos ojos el uso de las energías renovables.
La degradación medioambiental provocada por el uso prolongado e intensivo de los combustibles fósiles, las grandes implicaciones geopolíticas que representan su control y producción, así como la dependencia excesiva de la economía mundial en los mismos, ha hecho que se mire con nuevos ojos el uso de las energías renovables, especialmente la solar.
El norte de México posee un envidiable nivel de radiación solar, cuyo aprovechamiento tanto para la producción de electricidad y en procesos industriales, así como en la producción de combustibles limpios, sería altamente redituable para México y lo alejaría de forma paulatina y segura de la dependencia de los combustibles fósiles, fortaleciendo su presencia en el concierto de las naciones, acelerando su economía al diversificar sus medios de producción energética y creando un bagaje tecnológico que asegure la continuidad de una economía verde y limpia.
La radiación solar aporta el mayor flujo de energía del ecosistema terrestre; se calcula que alrededor de 100,000 Teravatios (1 TW=1012 Watts) inciden sobre la superficie del planeta al año. De tener la capacidad de aprovechar la energía solar que recibimos, considerando que la demanda energética global en ese mismo lapso es de alrededor de 16 TW, ésta aseguraría el contar con más de 6,000 veces los requerimientos actuales de energía de nuestra civilización.
Las ventajas de contar con tecnologías que aprovechen esta fuente de energía son más que evidentes. Éstas han impulsado la realización de investigaciones y desarrollos tecnológicos que se han concretado en ejemplos comerciales de plantas de captación de energía solar (termo-solares) y su conversión a electricidad, para el aprovechamiento en procesos industriales, desalinización del agua de mar y en potabilización y purificación de aguas contaminadas, junto con un impacto económico relevante, tanto en la creación de empleos bien remunerados como en el desarrollo de empresas de servicio alrededor de dicha industria que impulsan a la economía de las regiones donde se instalan dichas plantas, mejorando la calidad de vida de sus habitantes.
La energía solar térmica concentrada (CSP, por sus siglas en inglés) posee un importante potencial de uso en México, pues el alto nivel de irradiación solar que llega a territorio nacional abre la posibilidad de su aprovechamiento tanto para la producción de electricidad como de combustibles limpios. Esta forma de aprovechamiento de la energía solar se basa en la concentración de los rayos solares en un área de menor tamaño para incrementar el nivel de energía aprovechable, ya sea mediante calentamiento de algún tipo de fluido de trabajo o directamente aprovechada para fundición o evaporación.
Las grandes instalaciones en el desierto de Nevada como el Solar 1 y las Andasol en España (50 mega- watts tan sólo en esta planta), con sus capacidades de producción del orden de cientos de megawatts (MW), y con más de 30 años de experiencia en el uso de estas tecnologías dan prueba de la madurez de las mismas y de su intensivo uso entre las naciones desarrolladas.
A pesar del gran potencial descrito anteriormente, aún no se genera energía eléctrica en México con esta tecnología, y hasta hace sólo unos meses no se habían realizado esfuerzos relevantes para aprovechar este enorme potencial; la reciente creación del Laboratorio Nacional de Sistemas de Concentración Solar y Química Solar (LNSCSyQS) el 18 de marzo de 2011, con el que se espera que el resultado de sus investigaciones pueda llegar a la etapa práctica y de comercialización; lo cual ya es un paso dado en la dirección correcta.
Salvo esta excepción, otros proyectos de gran envergadura han quedado rezagados, como el de Agua Prieta en Sonora, que ha enfrentado muchos problemas tanto técnicos como financieros para llevarse a cabo desde su concepción en 1999 y cuyo arranque de operaciones está programado hasta el 2012.
La otra forma de aprovechamiento de la energía solar, las fotoceldas, sólo ha sido aprovechada en aplicaciones rurales o en poblaciones no conectadas a la red eléctrica nacional; la actual producción de energía eléctrica por este medio no rebasa de 30 MW, que es un magro aprovechamiento sí consideramos que en otras regiones del mundo como España, Alemania y Estados Unidos hacen un uso extensivo de esta tecnología con instalaciones de varios cientos de MW. La tasa de adopción de estas tecnologías de aprovechamiento solar en México es mucho menos que modesta, y los esfuerzos de investigación y desarrollo en el tema son todavía limitados.
Considerando la gran necesidad de aprovechar de una manera más eficiente nuestras cada vez más escasas fuentes primarias de energía (petróleo, carbón, gas) y brindarle una nueva vocación industrial al norte de México para sobreponerse a la reciente recesión económica, se vuelve especialmente relevante el uso del potencial energético solar.
Aridoamérica, con sus grandes espacios físicos, su alta incidencia de irradiación y la gran vocación industrial que tienen los estados norteños, serán un elemento clave para el desarrollo de la tecnología de energía solar concentrada y, por ende, del desarrollo de todo México; lo que permitirá impulsar tanto la ciencia y la tecnología energética como también una economía sustentable, el bienestar social y la seguridad, redirigiendo la vocación industrial del norte del país en un momento en que ésta se encuentra en recesión.
Con ello se estarían cubriendo las necesidades energéticas en forma sobrada y reduciendo gradualmente la dependencia de las fuentes fósiles tradicionales (petróleo, carbón y gas), creando así las condiciones para una transición energética inminente hacia fuentes limpias e inagotables de energía, mejorando la calidad de vida de sus habitantes, reactivando la economía de la región, colocando al país en el foco de nuevas inversiones, en la posibilidad de exportar energía eléctrica limpia hacia los Estados Unidos, así como la manufactura y exportación de productos de aprovechamiento solar y de uso energético eficiente de ésta y otras fuentes de energía, consolidando así una cultura de eficiencia energética y sostenible no solo económica sino también social y ambiental para el muy largo plazo, ya que, como aseguran los astrofísicos de todo el mundo, al sol le resta una vida media aproximada de 5,000 millones de años.
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