9 de abril de 2011

La huella de carbono

huella de carbono

En 1961, casi todos los países eran capaces de satisfacer su propia demanda. Para el 2005, muchos tuvieron que recurrir a la importación de productos para cubrir sus necesidades. Hoy en día, se dice que China necesitaría un planeta 1,2 veces más grande que la Tierra para proveer a su población.

La preocupación de la humanidad por la conservación del ambiente, la ha llevado a buscar parámetros que indiquen en qué medida afectamos al planeta con nuestras actividades diarias. Es así como nace el término huella ecológica. De ella, forma parte la “huella de carbono”, indicador reconocido internacionalmente que se traduce en la intención de calcular cuántos gases de efecto invernadero (especialmente CO2) emitimos al caminar, transportarnos o alimentarnos, entre otras acciones.

La huella de carbono se aplica también al ciclo de vida de un producto. Es factible pensar cuánta energía consume una empresa desde la adquisición de las materias primas hasta la gestión de los residuos que genera. A la par esto nos permite como consumidores analizar y decidir qué alimentos comprar teniendo en mente la contaminación generada como resultado de los procesos por los que ha pasado un bien. Esta es una de las premisas de quienes promueven por ejemplo, la reducción del consumo de carne vacuna, ya que los animales en su alimentación ingieren grandes cantidades de pasto y emiten también grandes cantidades de CO2.

Del lado de las organizaciones, considerar esta huella promueve una mejor definición de objetivos, el establecimiento de políticas más efectivas de reducción de emisiones y más iniciativas de ahorro en general, convirtiéndose en entidades socialmente responsables y difusoras de prácticas más sostenibles.

@ideagenial

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