Guía "Salud infantil y medio ambiente. Una relación de por vida"
Cuando iniciamos Inspira en diciembre de 2008, la OMS había publicado una primera guía sobre las poblaciones de riesgo en relación a la ingesta de mercurio y, de hecho, cuando editamos en 2010 la “
Guía de Salud Infantil y Medio Ambiente. Una relación de por vida”, a las embarazadas se les recomendaba en el primer capítulo no comer pescado azul de gran tamaño, porque los estudios realizados hasta esa fecha señalaban que los daños en la salud eran superiores a los beneficios obtenidos. Tres años más tarde, en 2013, la Agencia de Seguridad Alimentaria de España se ha hecho eco de las advertencias, fruto a su vez de investigaciones, de la Autoridad de Seguridad Alimentaria Europea (EFSA) y recomienda que las embarazadas eviten su ingesta.
Volviendo a nuestra Guía, y al año 2008, en ese año, ya se tenían evidencias de las consecuencias perniciosas en la salud para las poblaciones de riesgo, de las partículas PM2,5 y PM10. Sin embargo, desde entonces, los estudios y las conclusiones se han venido sucediendo con una respuesta desigual desde los diferentes estados europeos a la hora de prevenir los efectos de la contaminación entre sus ciudadanos. Afortunadamente, el Informe provisional de la Agencia Europea de la OMS, publicado a finales de enero de 2013, recomienda endurecer la legislación sobre dichas partículas que no siempre son adecuadamente medidas ni controladas. Desde ese mismo 2008 hemos asistido a la publicación sobre la presencia de disruptores endocrinos, como el Bisfenol A, en diferentes elementos de uso cotidiano, por ejemplo los biberones, que finalmente su uso fue prohibido en España en 2011, aún se puede seguir utilizando en productos de uso alimentario, mientras que en Francia ha sido totalmente prohibido en este tipo de artículos.