Soy esa que todos ningunean hoy en día, esa que guardas prolijamente en un cajón, esa que te ayuda con tus compras, esa que utilizas para trasladar tus alimentos, esa que llevas cuando vas al mercado o a la feria, esa que utilizas para desechar tu basura, esa que llevas con un regalos, esa que llevas en tu maleta, esa que utilizas con tu ropa sucia, esa que te dan en las tiendas y que orgullosamente luces, esa que nadie quiere utilizar hoy en día, esa que cambia de nombre a reutilizable, biodegradable, ecológica, amigable con el medio ambiente, esa que todo el sur de Chile trata de eliminar, esa que vuela libre por la ciudad, esa que está en el parque, esa que está en la playa... Soy esa que está en todas partes ¡y que nadie quiere!
Nací en los años 70 y fui distribuida gratuitamente en los supermercados y tiendas. Por muchos años fui parte de sus vidas, tenía diferentes apariencias y nadie cuestionaba mi existencia. Hoy en día soy duramente criticada porque mis compuestos son dañinos, porque no desaparezco en muchos años, porque vuelo libre por los aires y veo la ciudad desde la cima de la montaña.
Estoy triste porque soy rechazada, ignorada porque me han sustituido por otra familia de bolsas más sofisticada que dicen ser ecológicas, pero que en el fondo no lo son, porque no puedo volar libremente y porque de pasar a ser tan útil hoy todos me quieren ver desaparecer.
Muchos países tienen campañas para mi eliminación y Chile no ha sido la excepción: gran parte del sur de Chile tiene una campaña llamada “no a las bolsas plásticas” o “Patagonia sin bolsas plásticas”. No entiendo la razón de querer verme desaparecer si me pueden reutilizar y volver a crear, pueden enseñar a los consumidores que no me tiren en cualquier lugar, que existan políticas públicas que obliguen a las empresas y a los consumidores a que se hagan cargo de mi reciclaje. No entiendo la razón de crear ordenanzas para que dejen de usarme, pero no aplican ese mismo concepto a otros productos que son altamente contaminantes como colillas de cigarro, pendones de PVC, latas, pañales, etcétera.
Estoy consciente de que todo debe cambiar y que tengo que replantear mi existencia, pero siento que no están siendo empáticos y justos, siento que solo se están tomando decisiones impulsadas por la moda, esa moda que hoy está vigente, pero que mañana es olvidada porque aparecerá otra.
La moda no es sinónimo de ser respetuosos con el medio ambiente; es realmente todo lo contrario: la herramienta utilizada para que usted consuma más y deseche mucho.
¡Esta soy yo, la típica bolsa plástica que hoy en día tú desprecias!
Atentamente,
Berta Lastra Sandoval
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Fabricación Chilena
2 comentarios:
Muy buena tu reflexión
Muy buena tu reflexión
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