17 de noviembre de 2014

¿Voy al zoo si hay contaminación?: los efectos de las advertencias sobre la calidad del aire y el asma

Informar a la población cuando hay niveles altos de contaminación puede modificar su conducta y evitar que se expongan al riesgo de respirar aire de mala calidad? Es lo que ha analizado uno de los últimos estudios sobre este tema, del que nos hacemos eco porque aporta un enfoque novedoso. El artículo forma parte de nuestro monográfico ‘Contaminantes y salud‘, en el que analizamos los efectos que los diferentes contaminantes que nos rodean tienen en la salud, y principalmente, en la infantil.

niños en el zoo
Dos niñas, en un zoo. Foto: Brian Hathcock (vía Flickr)
Quizás la pregunta les puede resultar un tanto desconcertante, pero trataré de ayudarles a darle respuesta a partir de un curioso estudio desarrollado en el Reino Unido.
Cada vez son más las investigaciones publicadas que analizan el impacto de la contaminación del aire sobre la salud. Llama nuestra atención en esta ocasión el estudio realizado por Katharina Janke de la Universidad de Bristol por su novedoso enfoque.

En este estudio se analizan los efectos que la contaminación por ozono y dióxido de nitrógeno tiene para la salud respiratoria infantil. Para ello se han considerado las emergencias hospitalarias por causa de enfermedades respiratorias de niños cuyas edades estaban comprendidas entre los 5 y 19 años durante el periodo 2003-2007. La población objeto de estudio representa el 45% de los 9,5 millones de niños del Reino Unido.
En mi artículo ‘Vivir en la niebla’ explicaba lo perjudicial que podía resultar para la salud respiratoria esa niebla producto del ozono (O3) que se forma en la troposfera, con la que en algunas ocasiones despertamos en muchas de nuestras ciudades. Asimismo, la contaminación por dióxido de nitrógeno provoca inflamación de las vías respiratorias, reducción de la capacidad pulmonar e incrementa la posibilidad de sufrir enfermedades respiratorias. En particular, la peor parte recae en la población más sensible, en este caso, los ancianos y los niños, y, entre éstos, los niños con afecciones respiratorias previas como el asma.
Las fuentes de contaminación de dióxido de nitrógeno (NO2) son principalmente el sector energético y el sector del transporte. A pesar de que el sector energético, y en ocasiones también el sector industrial, son responsables de estas emisiones, éstas son producidas en espacios más abiertos y a niveles más altos de la atmósfera, de manera que sus efectos sobre la salud pueden quedar mucho más diluidos. Sin embargo, la contaminación por NO2 generada por el transporte, sobre todo en las ciudades, se produce a niveles bajos de la atmósfera y, por tanto, sus efectos son muchos más perjudiciales para la salud puesto que su concentración es mucho más alta.
Conocidos los efectos perjudiciales del ozono y el dióxido de nitrógeno para la salud respiratoria infantil, ¿qué nos aporta esta nueva investigación?
En primer lugar, corrobora un hecho significativo y es que ambos contaminantes, incluso en niveles bajos próximos a los recomendados por la OMS (2005), tienen un efecto claro sobre los ingresos hospitalarios de los niños debido a enfermedades respiratorias. En concreto, la investigación cifra que un incremento de un 10% de las concentraciones por NO2 y O3 provoca un aumento de ingresos hospitalarios infantiles por causas respiratorias de un 1% aproximadamente.
En segundo lugar -y aquí reside el motivo más novedoso- esta investigación analiza si el hecho de que los ciudadanos estén informados sobre la calidad del aire de su ciudad o que sean advertidos en casos de contaminación alta repercute positivamente en su salud. El estudio demuestra que las advertencias sobre la mala calidad del aire repercuten positivamente sólo sobre los niños asmáticos, observándose una reducción de un 8% de las admisiones hospitalarias durante dichos días. El motivo es que cuando los niños asmáticos son advertidos de la mala calidad del aire, utilizan los mecanismos que tienen a su alcance para reducir el impacto de la contaminación, como son el uso del inhalador o el aumento de la dosis de su tratamiento habitual.
Para corroborar dichos resultados, esta investigación analiza la reacción de las familias que acuden diariamente al zoo de Bristol (Reino Unido) ante una advertencia de un incremento significativo de la contaminación del aire. Así, se observa de qué forma las familias pueden llegar a modificar su decisión de acudir al zoo si entienden que la contaminación del aire es excesiva. El resultado de esta investigación muestra que sólo los socios del zoo, clientes habituales del mismo, son los que toman la decisión de modificar el día de visita reduciéndose en un 6%, mientras que los visitantes esporádicos llegan incluso a aumentar las visitas en un 3%.
La conclusión final del trabajo es muy interesante. Las familias modifican sus decisiones ante una advertencia de aumento de la contaminación del aire si los costes de evitarlo son bajos.
Los niños con asma tienen un tratamiento al haber sido diagnosticados y, por tanto, el coste de ponerlo en marcha es relativamente bajo. Sin embargo, el resto de niños que pueden verse afectados por la contaminación del aire no pone en marcha ningún mecanismo de prevención ni de modificación de su conducta puesto que sus familias consideran que el coste de la prevención es demasiado alto.
Bibliografía
  • Janke, Katharina (2014). Air pollution, avoidance behaviour and children’s respiratory health: Evidence from England, Journal of Health Economics.
  • World Health Organization (2005). Air quality guidelines global update
Por  el 6 de noviembre del 2014.
Publicado en fundrogertorne.org

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