18 de noviembre de 2012

El bosque es salud, los parques naturales, calidad de vida

Actividades de Respiro en el Parc Natural del Montseny

En este artículo repasaremos por qué los bosques y los parques naturales son tan importantes para nuestra salud y la de nuestros hijos. Un itinerario que empieza a vista de pájaro – abordando primero la función de los bosques, desde la perspectiva más global – y que termina a nivel de suelo – con consejos e informaciones en clave más local -, con la mirada puesta en el Montseny, donde la Fundació Roger Torné desarrolla sus programas Respiro y Airea de prevención de la salud respiratoria infantil.

El bosque es salud. Un titular bonito y cierto que, sin embargo, se queda corto. El bosque es vida, en realidad. Que se lo expliquen si no a 1.600 millones de personas de todo el mundo que dependen del bosque directamente para sobrevivir. La contundencia de la cifra, la cual hace referencia sobre todo a las culturas indígenas establecidas principalmente en América, Asia y África, nos invita a ir un poco más allá ya que somos muchos más los que dependemos del bosque para sobrevivir.

Empecemos por la foto grande
Los bosques tropicales producen un 40% del oxígeno del planeta y es en los ecosistemas forestales que se contiene el 80% del CO2 que hay en la superficie y un 40% del carbono que hay en el subsuelo. Los bosques aseguran el 80% de la biodiversidad en el mundo y frenan la extensión del cambio climático, además de asegurar agua y fuentes de alimentación y evitar la erosión y la desertificación. Mantenerlos no es un lujo de país rico, es una necesidad imperativa en las sociedades acomodadas, pero también en las más vulnerables.

Es, en definitiva, un reto de alcance planetario, porque el sobrecalentamiento en la tierra tiene (y tendrá aún más) impactos brutales sobre nuestra salud: falta de acceso a los alimentos y a agua potable, extensión de nuevas enfermedades, aumento de la frecuencia y la intensidad de fenómenos meteorológicos extremos… La población infantil es la más vulnerable en estos escenarios. Una noticia demasiado previsible, desgraciadamente.

Fijémonos en la fotografía, en detalle
A nivel global, un 30% del bosque mundial, formado por unos 4.000 millones de hectáreas, se utiliza para la producción de madera y leña, un 24% para la obtención de productos no madereros (setas, frutos, plantas medicinales ). Un 12% se dedica a la conservación y un 4% a las funciones sociales como el ocio o el turismo.

Este 4% nos interesa especialmente en este artículo. Porque es en este pequeño porcentaje donde encontramos la mayoría de parques naturales. El bosque como bala de oxígeno, refugio y oportunidad de reencuentro y descubrimiento, el bosque como pacto, ya que la figura del parque natural presupone una construcción social de un espacio delimitado y protegido, abierto a la visita y la interacción ciudadana.

Vista de Barcelona desde el Parc Natural de Collserola
Cada año, 6,5 millones de personas visitan los espacios naturales protegidos de Cataluña, según datos oficiales. Cataluña tiene 165 espacios de especial valor ecológico, que están protegidos por el Plan de espacios de interés natural (PEIN), con una superficie equivalente al 30% del territorio catalán y responden a figuras de protección diferentes.

Nuestras ciudades están rodeadas de bosques… y también, por suerte, de parques naturales, algunos de los cuales, por su proximidad a los núcleos habitados tienen un carácter casi urbano, como es el caso de Collserola y, en menor medida, ya que es un espacio con zonas de gran rotundidad natural, el del Montseny, reserva de la bioesfera por la Unesco.

La proximidad de la superficie boscosa a los núcleos urbanos es clave, no sólo por una cuestión lúdica o deportiva. Los bosques cercanos a las ciudades liberan oxígeno y fijan el dióxido de carbono. Junto a este importante papel en la regeneración del aire, filtran las partículas de polvo y amortiguan el ruido (función que puede llegar a tener un efecto de reducción de hasta 20 o 30 db). Además, las corrientes de aire del interior del bosque ayudan a disipar el calor y la contaminación de los núcleos cercanos. Un árbol filtra hasta 7.000Kg de polvo y tóxicos. Collserola tiene 6.800 ha de bosque, según datos de Espais Naturals de la Generalidad de Cataluña.

Estos datos no son menores: la proximidad a vías de tráfico intenso (carreteras, autopistas, pero también algunas calles de grandes ciudades) provoca contrastables problemas de salud, especialmente destacables en los niños. Un estudio de la Universidad de Southern California, reseñado en Inspira, observaba una menor capacidad pulmonar en los niños de 10 años que vivían a 500 metros de una de estas vías. Otro estudio de la misma universidad señalaba que se podía reducir significativamente el riesgo de padecer asma y sibilancias en la respiración alejando la propia residencia de los 75 críticos a unos 300 metros de seguridad.

Es importante, por tanto, incorporar la visita a los parques naturales y otras zonas boscosas cercanas (incluso si es el caso dentro de nuestras ciudades) en la cotidianidad familiar, programando actividades tranquilas con nuestros hijos (paseos, excursiones, juegos …).

Los parques de nuestro país ofrecen muchísimas opciones a las familias, como se puede comprobar en estos enlaces:
En los parques o espacios naturales sumamos salud y diversión. Una combinación ganadora, que hay que aprovechar.


Publicado en fundrogertorne.org

Segundo artículo de la serie “Día Mundial del Aire Puro” que se publicará en Inspira a lo largo de los próximos días, con motivo de la celebración de este día el próximo 15 de noviembre. En esta segunda entrega Oriol Lladó explica la necesidad de que existan y se promuevan los Parques Naturales por su incidencia en la salud.

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