4 de marzo de 2013

Comercio mundial y emisiones

Miembros de la Cátedra junto al profesor Dietzenbacher (en el centro) y Soledad Román, Directora General de la Fundació Roger Torné. Foto: Universidad de Sevilla
El pasado día 19 de febrero, la Cátedra de Economía de la Energía y del Medio Ambiente celebró la sesión inaugural del año 2013 con la presencia del profesor de la Facultad de Economía y Negocios de la Universidad de Groningen (Holanda) Erik Dietzenbacher, que impartió la conferencia “Comercio, fragmentación de la producción y emisiones de dióxido de carbono en China”.

En su conferencia, el profesor Dietzenbacher enfatizó la importancia del conocimiento de las relaciones comerciales entre los países para poder implementar políticas correctas destinadas a la disminución de emisiones de forma global.

La continua presión que tienen los gobiernos para disminuir sus emisiones de contaminantes está generando un proceso continuado de deslocalización industrial hacia países emergentes, de industrias con mayor contenido de emisiones, sin que ello suponga una disminución global de emisiones. Ello, a su vez genera un proceso de incremento de exportaciones desde países emergentes hacia el resto del mundo. En este sentido, se puede subrayar el papel de China en el comercio internacional, que ha crecido rápidamente desde 2001, con un aumento de sus exportaciones de un 20 por ciento anual.

Este hecho ha servido para que algunos países como China justifiquen su elevado nivel de emisiones (y su fuerte crecimiento). Argumentan que el crecimiento de las emisiones se debe al crecimiento de la producción necesaria para cubrir las crecientes exportaciones de productos, que son demandadas por el resto del mundo. Por lo que los verdaderos “culpables” de las altas emisiones no son sino aquellos países que ahora demandan unos productos que son altamente contaminantes y que antes de la deslocalización industrial ellos mismos producían.

Principales exportadores mundiales de mercancías (En porcentajes). Fuente: CEPAL

El profesor Dietzenbacher considera que estas afirmaciones estás sesgadas, dado que no tienen en cuenta que el proceso de crecimiento de exportaciones de estos países emergentes, entre los que está China, está basado a su vez en un proceso de fuertes importaciones de productos intermedios y de materias primas. Por lo que las exportaciones están generando, en realidad, muy poco valor añadido y muy pocas emisiones. Es decir, las economías emergentes están exportando productos, cuyas piezas han sido previamente producidas en el resto del mundo, de tal modo que las emisiones derivadas de ese último eslabón de producción son pequeñas.

De acuerdo con el estudio de Degain, C. y A. Maurer, (2010), Globalization and trade flows: what you see is not what you get!, China es hoy el principal mercado regional para los bienes intermedios, a partir de los cuales produce los bienes finales que exporta a los mercados de Estados Unidos y la Unión Europea. Según este estudio, el contenido importado medio de las exportaciones chinas en 2008 fue del 37%, llegando al 56% en el caso de los productos originados en las zonas de procesamiento para la exportación.

De este modo, no puede justificarse ese crecimiento de emisiones en el crecimiento de exportaciones. En este sentido, según los datos aportados durante la conferencia, sólo poco más de un 12 por ciento de las emisiones de China es atribuible a las exportaciones. Y la producción de estas exportaciones puede considerarse además un proceso relativamente limpio, ya que son producciones intensivas en mano de obra.

Histórico crecimiento de emisiones desde 1965 a 2010 por países
Así pues, el incremento creciente de las emisiones chinas en el contexto internacional no puede atribuirse al aumento de sus exportaciones. Más bien, hay que atribuirlo al hecho de que este país necesita del orden de 4,4 veces más electricidad que Alemania y 6 veces más que Japón para generar su PIB, y del orden de casi 3 veces la media del resto del mundo. Estando además esta electricidad generada casi totalmente a partir de carbón, que es la fuente de energía que emite más CO2 por unidad de energía generada.

El profesor Dietzenbacher apuntó, durante su exposición, la necesidad de conocer mejor la relación de emisores en los procesos productivos y las relaciones comerciales entre países, para poder aplicar políticas de localización industrial en aquellas zonas del planeta donde se producen con menores emisiones por unidad de producción. En este sentido, el uso de tablas input-output interregionales, que permiten conocer los flujos de exportaciones y de importaciones entre países, puede ayudar a conocer mejor la huella de emisiones en el planeta. Para ello, las tablas input-output publicadas recientemente y conocidas como WIOD puede ser de gran utilidad.

Esta base de datos, financiada por el séptimo Programa Marco de la Comisión Europea, ha sido desarrollada para analizar los efectos de la globalización del comercio, las presiones medioambientales y el desarrollo socioeconómico a lo largo de un amplio conjunto de países. La base de datos incluye datos de los 27 países de la Unión Europea y de otras 13 grandes economías del mundo, desde 1995 a 2009.

Tras la conferencia, el grupo de profesores e investigadores de la Cátedra de Economía de la Energía y de Medio ambiente desarrolló un seminario de trabajo, donde se intercambiaron opiniones y se discutieron diversas ideas y metodologías con el fin de encauzar nuevas investigaciones sobre la huella de las emisiones, la producción de bienes “verdes” y el comercio internacional.

Publicado en fundrogertorne.org

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