Durban, Sudáfrica del 29 de noviembre al 9 de diciembre
Desde hace mucho el mundo viene sumando esfuerzos para ponerse de acuerdo en torno a la cuota de contribución de los países para mitigar los efectos del cambio climático o para generar políticas para adaptarse a él. Las líneas de acción han sido las grandes cumbres mundiales llamadas Convenciones Marco de Naciones Unidas sobre Cambio Climático COP que para este año arriban a su edición 17 en Sudáfrica.
Como preliminares se realizaron reuniones regionales, algunas de ellas como las de Bangkok, Tailandia, en abril; en junio la de Bonn, Alemania y la intersesional en Panamá a principios de octubre, durante la cual se lograron documentos de trabajo sobre mitigación, en asuntos clave como la transparencia, la necesidad de contar con un sistema de contabilidad o la importancia de aumentar el nivel de ambición global (en cuanto a metas), posiciones fundamentales para lograr el éxito en Durban.
Kioto, Copnehague y Cancún
La idea de la estabilización de la concentración de gases de efecto invernadero en la atmósfera comenzó en 1992. En 1997, los delegados se reunieron en la Conferencia de las Partes en Kioto, Japón, donde acordaron un protocolo que comprometiera a los países desarrollados y a los países en transición a alcanzar objetivos cuantificados en la reducción de emisiones. Durante el primer período de compromiso de 2008 a 2012 debía verificarse una reducción de un 5,2% por debajo de los niveles de emisión de 1990 (cifras variables según cada país). El Protocolo de Kioto entró en vigor el 16 de febrero de 2005 y se considera como el punto de partida.
Para el 2009 se logró la Conferencia de Copenhague (COP15) donde más de 110 líderes del mundo asistieron a presenciar serias disputas sobre la transparencia del proceso, ya que se realizaron negociaciones informales de las principales economías, representantes de los grupos regionales y otros grupos de negociación, lo que originó que algunos países en desarrollo se opusieran al acuerdo.
La cumbre de Cancún (2010) reconoció la necesidad de profundos cortes en las emisiones globales y la adopción de medidas de mitigación apropiadas para cada país. Se consideraron aspectos como la medición, la presentación de informes, la verificación y la reducción de emisiones de la forestación y la degradación de los bosques en los países en desarrollo; y el rol de la conservación, la gestión sostenible de los bosques y la mejora de las existencias de carbono en los países en desarrollo. Se creó el Fondo Verde del Clima, que estableció el compromiso de los países desarrollados en proveer US$ 30 mil millones para financiamiento en 2010-2012, y para movilizar en conjunto US$ 100 mil millones por año para 2020.
El escenario pre Durban
Uno de los grandes problemas sobre la COP17 es la crisis económica mundial que amenaza el Fondo Verde del Clima. Lo que parecía ser un compromiso serio de las naciones más poderosas del mundo poco a poco se ha ido disolviendo bajo esta excusa. Una de las piedras de tranca ha sido Estados Unidos, que no confirma los recursos para el fondo y ha frenado las discusiones. Algunos países, como Japón, Rusia y Canadá, ya anunciaron que van a abandonar Kioto que además expira el 31 de diciembre de 2012. Otro grupo tiene como propuesta que las naciones emergentes como China, India, Brasil y Sudáfrica asuman compromisos de reducir las emisiones de gases-invernadero. Sólo los países más pobres quedarían libres de la obligación. Algunas instituciones relacionadas con el desarrollo en Latinoamérica quisieran que a la par de estos intercambios la región tomara acciones más contundentes priorizando áreas temáticas de interés como adaptación, gestión de riesgo a desastres, acceso a financiamiento, transferencia de tecnologías apropiadas, estrategias nacionales de reducción de la deforestación y degradación, conservación de los bosques y la biodiversidad.
Son muchos los que apuestan a que no habrá acuerdo en Durban, si bien podrían lograrse avances. El juego está en manos de China, principal contaminante, seguido de Estados Unidos e India. Venezuela por su parte quiere mantener su posición de respaldar el Protocolo de Kioto. Mientras, los científicos advierten que está más cerca el aumento de la temperatura del planeta en dos grados con lo cual el calentamiento global podría causar sequías, tormentas e inundaciones más fuertes que las que se han presenciado en los últimos tiempos. Bajo este panorama las consecuencias en el ámbito económico serían contundentes Ya en el 2006 el Informe Stern sobre la Economía del Cambio Climático (Stern Review on the Economics of Climate Change) expuso que se requeriría del 1% del PIB mundial para mitigar los efectos y que de no hacerse dicha inversión el mundo se expondría a una recesión que alcanzaría el 20% del PIB global. Tales cifras bien valen el trabajo de buscar un consenso. Sin dejar de lado la consideración mayor, aunque a muchos pueda sonarle apocalíptica, la relevancia de este tema para la sobrevivencia de la raza humana.
Por Heidy Ramírez
@ideagenial
Miembro de la red Periodismo ante el Cambio Climático
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