8 de febrero de 2011

Sequía en la Amazonia aumenta temores sobre calentamiento global

La sequía ocurrida el año pasado en la Amazonia plantea una interrogante: ¿Será posible que la región continúe teniendo capacidad para absorber grandes cantidades de dióxido de carbono?

Durante la sequía de 2010, el río Amazonas
mostró su nivel más bajo en medio siglo.

Un grupo de investigadores publicó en la revista Science que es probable que la sequía de 2010 se haya extendido más que la de 2005 –considerada la última de grandes proporciones- y por ende, pudo haber causado una mayor pérdida de árboles. Por algún tiempo se pensó que sequías como la de 2005 ocurrían "una vez cada siglo", pues durante ese período de tiempo la región amazónica deja de absorber dióxido de carbono para comenzar a emitirlo. Lea: La selva amazónica alcanza nivel más bajo de deforestación.

Sin embargo, los científicos -de nacionalidad británica y brasileña- consideran que esta es una prueba más de la vulnerabilidad de la Amazonia ante el aumento de las temperaturas globales. También sugieren que el tiempo que le resta a la selva amazónica para frenar el impacto de las crecientes emisiones de gases de efecto invernadero cada vez es menos.

Completamente secos
Durante la sequía de 2010, el río Amazonas mostró su nivel más bajo en medio siglo, lo que produjo que varios afluentes terminaran completamente secos.De hecho, más de 20 municipios se declararon en estado de emergencia. El líder de la investigación, Simon Lewis, de la Universidad de Leeds, es el científico que obtuvo una disculpa del diario Sunday Times el año pasado, debido al escándalo denominado "Amazongate". Lea también: ONU recibe críticas por información de Amazonas

Lewis cree que "es difícil de detectar patrones con sólo observar dos sequías. Sin embargo, el hecho de que hayan ocurrido tan seguidas es preocupante". En efecto, ambas sequías estuvieron asociadas a aguas cálidas muy inusuales en el Océano Atlántico, frente a la costa brasileña. "Si se descubre que fueron provocadas por un aumento de las concentraciones de gases de efecto invernadero en la atmósfera, podríamos tener más años de sequía en el futuro cercano", dijo Lewis.

"Si eventos como este ocurren con más frecuencia, la selva amazónica podría dejar de ser un valioso freno para el cambio climático, para pasar a convertirse en una de las principales fuentes de gases de efecto invernadero”.

Calentamiento
La deforestación producida por la sequía provoca que los bosques emitan CO2, en lugar de absorverlo. Algunos de los modelos computarizados que proyectan el cambio climático -en particular, el desarrollado en el Hadley Centre del Reino Unido- auguran más sequía en toda la región a medida que el planeta se calienta, además de una disminución de la capacidad de absorber CO2. El calentamiento puede provocar, de varias maneras, que los bosques que absorben gases de efecto invernadero se conviertan en emisores.


La deforestación producida por la sequía provoca que los 
bosques emitan CO2, en lugar de absorverlo.

En el Amazonas, el mecanismo es simple: los árboles mueren, se pudren y ya no pueden absorber el CO2 del aire. Para esta investigación, los científicos utilizaron datos de la Misión de Medición de Lluvias Tropicales (TRMM, por sus siglas en inglés), un satélite estadounidense-japonés que monitorea las lluvias en un área que se extiende a ambos lados del Ecuador.

Sus observaciones mostraron que mientras la sequía de 2005 cubrió un área cercana a los dos millones de kilómetros cuadrados, la de 2010 se extendió por una zona de tres millones de kilómetros cuadrados. A raíz de la sequía de 2005, los científicos fueron capaces de estudiar el impacto que tuvo en los árboles y de calcular la relación entre la ausencia de lluvia y la liberación de carbono.

En un año promedio, el Amazonas absorbe alrededor de 1,5 millones de toneladas de CO2 de la atmósfera. La sequía de 2005 puede haber liberado -en su momento y años posteriores- unos cinco millones de toneladas de dióxido de carbono.

Millones de toneladas
El nuevo estudio calcula que la cifra correspondiente a 2010 ronda los ocho millones de toneladas, un número que es equivalente a las emisiones anuales de China y Rusia juntos. Sin embargo, los investigadores reconocen que esta es una primera estimación. "Podría ser que muchos de los árboles susceptibles fueron exterminados en 2005, lo cual reduciría el número de los que murieron el año pasado", dijo Paulo Brando del Instituto Amazónico de Investigación Ambiental (IPAM) en Belem, Brasil. "Por otro lado, la primera sequía podría haber debilitado un gran número de árboles, aumentando la cifra de los que se perdieron en 2010". La Universidad de Leeds forma parte de un grupo de investigación que mantiene cerca de 130 estaciones de tierra en la región amazónica. Si los fondos llegan pronto, el equipo viajará durante los próximos meses para recoger datos de primera mano sobre las muertes de los árboles.

Esto debería proporcionar una estimación más precisa acerca de cuánto contribuyó la sequía de 2010 a las emisiones mundiales.

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