La Industria 4.0 ha llegado para quedarse. Las empresas ya están conscientes de que para que su compañía sobreviva al cambio que impone el siglo XXI deben dar ese salto a lo digital. Aún más importante es el hecho de que no hay manera más confiable de garantizar la durabilidad del sector si no se adapta la sostenibilidad como parte de las buenas prácticas empresariales pues, en definitiva, sin la adopción de un modelo de economía sostenible por parte del sector privado, el futuro del planeta queda en entredicho.
¿Qué es la economía sostenible?
Es bastante probable que hayas escuchado el término y que posiblemente venga a tu mente en conjunto con la idea del “lavado verde”. Sin embargo, el concepto de economía sostenible bastante difiere de lo que la publicidad engañosa del marketing verde ofrece. En el artículo 2 de la Ley de Economía Sostenible encontramos la siguiente definición sobre este modelo:
Un patrón de crecimiento que concilie el desarrollo económico, social y ambiental en una economía productiva y competitiva, que favorezca el empleo de calidad, la igualdad de oportunidades y la cohesión social, y que garantice el respeto ambiental y el uso racional de los recursos naturales, de forma que permita satisfacer las necesidades de las generaciones presentes sin comprometer las posibilidades de las generaciones futuras para atender sus propias necesidades.
Si bien se trata de una ley española, sus lineamientos no están en absoluto alejados de los Objetivos de Desarrollo Sostenible propuestos por la Organización de las Naciones Unidas en el marco de la Agenda 2030. En la actualidad, básicamente todas las empresas de todos los sectores pueden enrumbarse hacia la digitalización en alguna medida y de esta manera hacer sus empresas más eficientes, socialmente responsables, y con especial atención a su aporte al cambio climático para así corregir la ruta a tiempo.
La economía digital y su importancia
Un negocio digital integra de manera sostenible y eficiente los recursos humanos y las tecnologías digitales para crear valor tanto a las empresas como a los clientes; así lo define el Centro de Negocios Digitales de la Universidad de Salford en Reino Unido.
Se estima que cerca del 80% de las empresas se han abocado a la digitalización, lo que permite a los negocios operar en un entorno donde la movilidad del personal como de la gerencia, en conjunto con la integración de tecnologías, posibilita la optimización del uso de los recursos. El aumento de los E-commerce se ha visto potenciado por la pandemia de Covid-19 e igualmente se proyecta que el crecimiento de los negocios digitales seguirá en aumento en los próximos años, pues la expansión tecnológica así lo demanda.
Lamentablemente, el confinamiento y la restricción de aglomeraciones, a las que nos hemos visto forzados a lo largo del último año, han hecho retroceder en cierta medida los adelantos ya hechos en pro del logro de los objetivos de desarrollo sostenible. Sin embargo, la inclusión de las empresas en una economía digital, y por ende sostenible, que además incluyan planes internos de responsabilidad social empresarial, ponen en marcha nuevamente los esfuerzos al respecto y de cara a la reducción del impacto ambiental.
En consonancia con lo anterior y en pro de la recuperación de las economías tras la pandemia, los países de la Unión Europea, por ejemplo, empiezan a involucrar el pacto verde europeo en conjunto con la transformación digital. La adopción de un modelo de economía sostenible ofrece una eficiencia energética cercana al 80% en relación con su consumo, lo cual en sí mismo es un logro para la sostenibilidad.
Hay que tener presente que limitar los esfuerzos de las iniciativas sostenibles a áreas como la de responsabilidad social empresarial o restringirlas a las de recursos humanos afectan la eficiencia de la empresa a largo plazo. Nos encontramos ante una exigencia casi naturalmente impuesta de integrar la sostenibilidad a las operaciones de la empresa, para así lograr el propósito de añadir valor financiero y social a las mismas.
Según un estudio de la Universidad de California, las empresas que han adoptado el modelo de economía sostenible y la sostenibilidad tienen mejor desempeño en términos financieros y empresariales; además, reflejan un mayor crecimiento en el tiempo, por lo que sin duda integrar las metas sostenibles y ambientales a la misión y visión de la empresa es fundamental justo ahora.
El impacto verde de las nuevas tecnologías
Las empresas digitales y las tecnologías que las mantienen operativas constituyen una fortaleza para enfrentar los retos medioambientales. Al evitar desplazamientos físicos y disminuir la inversión de nuevas infraestructuras, pues todo opera desde la nube, se contribuye a la reducción de emisiones de carbono.
Las nuevas tecnologías nos ofrecen la oportunidad de consumir eficientemente los recursos energéticos, así como la posibilidad de controlar y reducir gastos, lo que indudablemente implica un ahorro que puede ser invertido a futuro en más oportunidades de negocios, expansión tecnológica y de recursos humanos.
Los negocios digitales representan un avance de los modelos comerciales tradicionales que crean soluciones nuevas, mejoran las inversiones, y permiten medir el impacto y la sostenibilidad que manejan las empresas, así como monitorear la inversión, el consumo y gasto de la cadena de suministros, y recopilar datos sobre la aplicación de tecnologías sustentables por parte de las empresas, para finalmente evaluar objetivamente las inversiones a futuro.
En la actualidad, cerca de un 82% de los consumidores prefieren comprar y/o trabajar para empresas digitales con lineamientos verdes, o con causas sociales o laborales, en lugar de aquellas que solo refieren un beneficio a los accionistas, por lo que adoptar estrategias de economía sostenible y negocios digitales permite asegurar el crecimiento en el tiempo tanto de clientes como de personal calificado y en consonancia con los objetivos de la empresa.
Reestructurando las bases
No solamente se trata de emprender un negocio en línea, la adaptación a este nuevo modelo representa una reestructuración de los procesos internos y si bien requieren una inversión tecnológica considerable, que como toda inversión implica riesgos, estos deben tomarse teniendo en cuenta parámetros como el retorno de la inversión, el incremento de la productividad, la estrategia de la empresa y el modelo de negocio que maneja la compañía para analizar el impacto que tendrá en la cuenta dependiendo de su naturaleza.
Igualmente, la adopción de un modelo de economía sostenible implica la digitalización del talento humano, mediante la adquisición de competencias digitales necesarias que les permita desenvolverse en nuevos entornos, al integrar pautas de teletrabajo y nuevas formas de comunicarse, todo lo cual implica un cambio de raíz en la cultura organizacional.
Finalmente, la digitalización de las empresas, además de favorecer un entorno abierto a la innovación de productos y procesos, facilita la integración y aporte que puede venir de los mismos empleados de cualquiera de los niveles, desde el gestor de redes sociales, pasando por los encargados de atención al cliente e incluso el encargado del software CRM que hayamos decidido integrar y cuyos invaluables aportes es posible que tardase en llegar o nunca alcanzaran los oídos de la alta gerencia.
La luz al final del túnel
El futuro de la economía global debe tener desde ya una base de economía sostenible. Especialmente por los nuevos emprendimientos y su estructura digital, estos serán la base de la reactivación económica mundial incluso desde mucho antes de ver el final de la crisis provocada por el coronavirus. No solamente por los amplios beneficios que ofrece la digitalización sino porque, además, la aplicación transversal de esta, ayuda a orientar las ventas y la expansión empresarial; y aunque Latinoamérica tiene un largo camino que recorrer para alcanzar dichos objetivos, nada nos impide tomar acciones desde ya.
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