24 de noviembre de 2011

La temperatura global podría subir entre 3 y 6 grados a fines del siglo XXI

calentamiento global

Entre tres y seis grados centígrados aumentará la temperatura global de aquí al final del siglo XXI, quedando por sobre los niveles preindustriales, un escenario de cambio climático de graves consecuencias, según anunció hoy la OCDE.

Este es el principal mensaje de un informe sobre el cambio climático divulgado hoy por la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), en vísperas de la conferencia de Durban que comienza la semana próxima, donde pidió a los gobiernos lograr un acuerdo internacional.

La OCDE advirtió de que sin nuevas políticas de contención de las emisiones de efecto invernadero, las energías fósiles seguirán manteniendo su peso relativo actual, un 85 % del total.

Eso conduciría a un volumen de concentración en la atmósfera de 685 partes de dióxido de carbono (CO2) o equivalentes por millón, muy lejos de las 450 que los científicos consideran que permitirían limitar el calentamiento climático global a dos grados centígrados.

"Los costos económicos y las consecuencias medioambientales de la inacción política del cambio climático son significativas", advirtió el secretario general de ese organismo, Ángel Gurría.

La organización cifra el cambio de las políticas actuales para mitigar el calentamiento de la tierra a dos grados centígrados, lo que se considera una hipótesis de efectos asumibles.

Los datos de aumento posible de la temperatura toman como referencia los que había antes del comienzo de la era industrial.

En concreto, las medidas para modificar el panorama energético que se augura para 2050 y reducir las emisiones de efecto invernadero en un 70 %, sería del 5,5 % del Producto Interior Bruto (PIB).

Una cifra que los autores del informe relativizaron, al subrayar que significaría que el crecimiento de la economía mundial en los cuatro próximos decenios sería del 3,3 % anual en lugar del 3,5 %, un recorte de dos décimas.

Pero sobre todo pusieron el acento en que no alterar las políticas actuales entrañaría desarreglos medioambientales que afectarían mucho más a la economía. El informe Stern de 2006 había anticipado pérdidas permanentes del consumo por habitante superiores al 14 %.

La media de emisiones de CO2 por habitante era de 10,6 toneladas al año en 2008. Luxemburgo encabezaba la lista con más de 20 toneladas, seguido por Australia y Estados Unidos, con 18. Chile, México y Turquía aparecían con cinco toneladas por persona.

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