13 de octubre de 2010

Experto es pieza clave de Congreso Internacional AEMIN 2010, Antofagasta



JULIÁN BLANCO ANALIZA REALIDAD ENERGÉTICA CHILENA

Desde el 27 al 29 de octubre se darán cita en el Norte de Chile, los más destacados expertos en temas relativos al Agua, la Energía y Minería.

Gran expectación está causando la realización del Primer Congreso Internacional de Agua y Energía para la minería AEMIN 2010, que se realizará en Chile, y que tendrá como anfitriona a la ciudad de Antofagasta. Ya se ha confirmado la presencia del Senador José Antonio Gómez, el Intendente de la Región de Antofagasta y la Alcaldesa de la ciudad, entre otras personalidades del mundo político, académico y minero.

En este importante encuentro de relevancia nacional y mundial, hay una pieza clave en cuanto a conocimiento en tecnología solar se trata, él es Julián Blanco.

Si hay alguien que sabe realmente el beneficio que representan para nuestro planeta las radiaciones solares y lo ha experimentado es el Doctor Julián Blanco, quien tiene vasta experiencia en el aprovechamiento de las radiaciones solares para generar energía. En Chile este tema ha salido a la luz pública en los últimos años debido al impulso que se les ha dado las ERNC (Energías Renovables no Convencionales) para la generación de electricidad, sin embargo son aún muchos quienes desconfían de los reales beneficios del aprovechamiento de esta energía, principalmente debido a los altos costos de inversión y el poco conocimiento de las tecnologías existentes; y es ese tal vez uno de los escollos que trataremos de dilucidar.

Julián Blanco es actualmente, el responsable del Área de Aplicaciones Medioambientales de la Energía Solar en la Plataforma Solar Armería en España y dentro de algunos días estará en territorio chileno para exponer su experiencia y entregar todo su conocimiento en el Congreso de Agua y Minería, AEMIN 2010, organizado por SINQUIVER y WATER and ENERGY, que se realizará en la ciudad de Antofagasta durante el mes de octubre. Además dará una Conferencia Magistral en el Congreso Nacional de Santiago.

Quisimos saber algunas cosas antes de tenerlo en territorio nacional y esto fue lo que nos contestó.
(Entrevista cedida por el organizador)

1) Partiendo de la base, que Chile como país tiene una de las mejores radiaciones solares del planeta, sobre todo en el norte donde tenemos nuestro desierto de Atacama, ¿Qué es lo que según su opinión, ha retrasado el avance en una mayor implementación de estas energías que utilizan la radiación solar? ¿Pasa por un tema de voluntades?

En primer lugar, y en mi opinión, este retraso se puede considerar únicamente relativo. Si es cierto que Chile posee uno de los mayores potenciales de radiación solar del planeta, pero el interés general por las ERNC en general y la Energía Solar en particular, se puede considerar bastante reciente. Como ejemplo, hasta el año 2005, la Agencia Internacional de la Energía, seguía manteniendo la inexistencia de problemas energéticos globales a medio y largo plazo y no fue hasta 2007-2008 cuando esta percepción comenzó a cambiar en todo el mundo, una vez se asentó y se aceptó por la comunidad científica internacional los hechos de: 1) agotamiento y fin de la era del petróleo tal y como la hemos conocido en los últimos 100 años y 2) inevitable repercusión de la actividad asociada a la producción energética en el clima global del planeta.



Los debates que estos temas han suscitado y, sobre todo, sus posibles consecuencias, han sido las que han movido a los políticos de multitud de países a adoptar medidas que aceleren el cambio, paulatino pero constante, no solo de la matriz energética sino también de todo el entorno industrial y empresarial que ello conlleva. Estas ideas y políticas, aunque ya existían hace bastantes años, ha sido justamente en los últimos cuando han comenzado a tener una dimensión y alcance mucho más decididos.

En el caso chileno, un importante freno a todo esto ha venido y viene dado por la fuerte tradición económica liberal del país. Sin embargo, en el caso de las ERNC y como hasta incluso los Estados Unidos han acabado por reconocer, su implementación y enraizamiento inicial no puede dejarse a la economía de libre mercado ya que entonces o no sucedería o sería excesivamente lento.

En el caso de Chile, no es que haya habido una falta de voluntades, sino que, quizás, el debate interno y el convencimiento de una parte de la clase política, ha tenido lugar durante los últimos 2 años, sólo con un pequeño retraso de lo ocurrido en otros países.

2) En la última década en Chile, ¿Cuál cree usted que son los principales avances en la materia?

En mi opinión y en el caso Chileno, ha sido notable el avance experimentado en particular en los últimos 2-3 años, en los que se ha pasado de una situación en la que el interés por estos temas era prácticamente inexistente o muy reducido, a una situación actual en la que existe un importante colectivo de personas, instituciones y empresas que están convencidas que el desarrollo de estas tecnologías es algo que puede ser muy positivo para el país.

Pero para pasar de este convencimiento, situado únicamente en el plano teórico, a la realidad requiere aún de pasos y avances decididos en la cuestión. En primer lugar se necesitaría conseguir una masa crítica suficiente que, procedente de los entornos académicos, científicos y empresariales, proporcione el respaldo local necesario y suficiente para que los proyectos puedan ser desarrollados con garantías en el entorno industrial y empresarial específico de Chile. En este sentido, sería interesante que esta masa crítica se pudiera plasmar, sin menoscabo de otras posibilidades complementarias, en un centro científico y tecnológico de referencia que, ubicado en el norte del país, diera el soporte y garantías necesarias a la industria.

En segundo lugar, aunque necesariamente en paralelo con el apartado anterior, haría falta, desde el entorno gubernamental, el diseño e implementación de programas e instrumentos específicos que, adaptados a las circunstancias y características de la situación chilena, permitan tanto apoyar la creación y consolidación de esa masa crítica como facilitar una primera fase de implementación de estas tecnologías en Chile.

3) Según su perspectiva, cual debiera ser el siguiente paso que Chile debería adoptar respecto de la energía fotovoltaica?

No me gustaría hablar de ninguna tecnología en particular ya que lo que me parece más procedente es que se analicen, en el caso concreto de la energía solar, todas las opciones tecnológicas existentes y se opte por aquellas que se considere que son más interesantes para el país no sólo teniendo en cuenta la producción energética, sino también que ello genere un tejido tecnológico e industrial asociado en el país. A título de ejemplo, uno de los indicadores más relevantes es el porcentaje de valor agregado que se le puede, potencialmente, dar a una determinada tecnología dentro de Chile. Si se considera que, en el caso de la energía solar fotovoltaica, dicho valor agregado puede ser relevante, entonces se debería impulsar decididamente apoyando y promoviendo toda la cadena de valor de la tecnología: desde el desarrollo y fabricación de las células, hasta la construcción, operación y mantenimiento de campos fotovoltaicos, sin olvidar los aspectos relativos a la investigación y desarrollo, por un lado, y, por otro, la integración de la energía en redes de transporte y distribución que, necesariamente, deberán ser más inteligentes y gestionarse de manera diferente a las actuales.
Un mero ejemplo de lo anterior podría ser la introducción generalizada del coche eléctrico, especialmente en las grandes ciudades (como Santiago), en donde la recarga de los vehículos se puede utilizar también como un buen sistema dinámico de almacenamiento de la energía fotovoltaica cuando existan excesos de producción del sistema en determinadas horas.

Hablemos de cifras

4) ¿Qué competitividad en cuanto a precios tiene una central fotovoltaica en relación a otro tipo de centrales que utilizan otras tecnologías, como por ejemplo carbón, diesel, gas, entre otras?

Esto va a depender, fundamentalmente, de la radiación solar disponible en el lugar de ubicación de la central y del tipo de tecnología fotovoltaica que se utilice. Uno de los parámetros fundamentales en relación con la localización es lo que se denomina como “factor de capacidad”, que nos indica el porcentaje anual equivalente de horas que la planta nos está entregando su capacidad nominal. En el caso de Alemania, y considerando grandes plantas (decenas de MW instalados), este factor de capacidad está en torno a 0,11 (11% del tiempo total, lo que equivale a unas 965 horas). En el caso de España, este factor sube a 0,16 (unas 1400 horas anuales equivalentes de operación). En el caso del norte de Chile, este factor de capacidad puede que esté alrededor de 0,22 – 0,24.
La tecnología fotovoltaica que se utilice también tiene una incidencia muy directa en el coste final. Hasta la fecha, la mayoría de las plantas existentes se han basado en la utilización de silicio cristalino (mas caro pero con una eficiencia mayor) frente a un despegue actual de la tecnología de lámina delgada (mas barata pero con menor eficiencia), no resultando aún evidente cual de las opciones se impondrá en un futuro. Luego se tiene también la opción de añadir seguimiento solar a los paneles, debido fundamentalmente a que los módulos fotovoltaicos se ven muy penalizados en su rendimiento fuera de las horas centrales del día solar (razón de que el “factor de capacidad” sea tan bajo en la tecnología fotovoltaica); el resultado de añadir seguimiento solar (normalmente en un solo eje) es un aumento de la eficiencia pero también del coste.
Finalmente, se tiene también la opción de la tecnología fotovoltaica con concentración solar. Aquí la eficiencia se eleva notablemente, pero también su coste actual dado que esta no se puede considerar aún como una opción plenamente comercial.
Considerando todas estas opciones, podemos decir que el coste actual (y aquí también puede haber importantes diferencias según como se calcule y según que valores se utilicen) de una instalación fotovoltaica, considerando una amortización entre 15 y 25 años, y unas tasas de interés o descuento entre el 5 y el 10%, podrían estar entre los 15 y los 25 céntimos de USD por kWh producido. La vida de una central de este tipo puede perfectamente estimarse en 40 años, por lo que una vez amortizada, obviamente, su rentabilidad es notablemente superior al de cualquier central convencional.

5) ¿Cuantas hectáreas de paneles fotovoltaicos son necesarias para producir la energía que produce hoy en día una central carbonera de 100 MW?

En el caso del norte de Chile, y si consideramos un factor de capacidad de 0,24 y la tecnología de silicio cristalino, necesitaríamos del orden de 1.150.000 paneles fotovoltaicos, lo que significaría unas 215 a 220 hectáreas de terreno necesario, para producir una energía anual equivalente a una central de carbón de 100 MW.

6) Considerando que el Desierto de Atacama es uno de los más áridos del mundo, ¿Qué tecnologías existen para suplir la falta de agua?. Entendiendo que en el funcionamiento de este tipo de centrales se requiere utilizar gran cantidad de agua para lavar los paneles, sobre todo en zonas donde hay mucho viento con polvo en suspensión.

En el caso de la tecnología fotovoltaica se pueden plantear sistemas de limpieza en seco para el tema del polvo depositado sobre los paneles. Existen también opciones de recubrimientos superficiales sobre el vidrio exterior que reducen notablemente la deposición de polvo o otros elementos que ensucian la superficie y disminuyen la capacidad de producción. Estos recubrimientos, denominados genéricamente como “superficies autolimpiantes” pueden ser de gran utilidad en entornos desérticos, como es el caso de Atacama.
Si nos referimos a otras tecnologías, como es el caso de la termosolar, aquí si se necesita agua para la refrigeración convencional de la central (ciclo Rankine), aunque también existe la opción de refrigeración en seco mediante grandes aerocondensadores, estando también en estudio otras posibles opciones para localizaciones donde la problemática del agua puede ser un importante factor limitante.

7) ¿Cuales son las principales diferencias en el aprovechamiento de los rayos del sol entre una central fotovoltaica y una central termo solar?, ¿cual es más eficiente respecto de la superficie utilizada y cual es más económica?

Hoy por hoy, la opción termosolar resulta más económica aunque la industria fotovoltaica reclama reiteradamente que en poco tiempo sus costes van a ser competitivos con los sistemas convencionales. La principal diferencia es que mientras que la tecnología fotovoltaica convierte directamente la radiación solar en electricidad, la termosolar capta la energía térmica para llevar a cabo un ciclo convencional de producción de electricidad (se reemplaza el quemado del carbón por la energía térmica captada y concentrada del sol), con la ventaja de que en esta última la energía se puede almacenar y entregar a la red cuando se necesita coincidiendo con los picos de demanda. La fotovoltaica, por su parte, se produce fundamentalmente en las horas cercanas al mediodía solar y no dispone de almacenamiento efectivo (en el caso de plantas grandes).
Con respecto a las necesidades de terreno, una planta termosolar necesita menos terreno ya que puede operar más horas que una fotovoltaica (aproximadamente el doble).

Para mayor información, dirigirse a 
http://www.aemin2010.clinfo@aemin2010.cl  y en los teléfonos: 02-7990330 Cel: 07 8636779

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