23 de septiembre de 2013

Una revisión de la política ambiental europea. El reto de 2013

Con este artículo de Rocío Román, experta en Economía de la Energía y del Medio Ambiente y miembro del Equipo Inspira, iniciamos el monográfico “Contaminantes y salud”, una serie de artículos que abordarán de forma focalizada y a la vez desde diferentes prismas los efectos de los principales contaminantes en nuestra salud. El objetivo del monográfico es dar una visión 360º sobre este tema, cuya importancia es decisiva en nuestra salud y, en especial, en la salud de los niños y niñas.

Contaminantes y salud

La Unión Europea lleva a cabo dos estrategias en el ámbito de su política medioambiental. En primer lugar, la estrategia europea de lucha contra el cambio climático supone la adopción de medidas encaminadas al control de las emisiones de gases de efecto invernadero incluidos en el Protocolo de Kyoto (dióxido de carbono, metano y óxido nitroso) así como las emisiones de gases fluorados. En segundo lugar, la Comisión Europea tiene, entre sus principales metas medioambientales, la mejora de la calidad del aire, con el objetivo de alcanzar niveles de contaminación no nocivos para la salud humana.


Aunque la lucha contra el cambio climático acapara buena parte de las acciones y medidas llevadas a cabo por la Comisión Europea en materia de medioambiente, tal y como señala la Directiva Europea 20-20-20, no es menos cierto que la preocupación por la contaminación del aire ha ido ganando espacio y ocupa un lugar principal en la agenda europea en materia de política medioambiental. No obstante, no se tratan de efectos aislados, ya que la vinculación entre contaminación del aire y cambio climático es cada vez más evidente.

En 2005, la Organización Mundial de la Salud publicaba una Guía para la calidad del aire, en la que establecía los límites máximos que se debían alcanzar en los contaminantes más nocivos para la salud: material particulado, el ozono troposférico, el dióxido de nitrógeno y el dióxido de azufre. Siguiendo las pautas establecidas por la OMS, en 2005, la Comisión Europea puso en marcha la Thematic Strategy on air pollution con el objetivo de alcanzar a largo plazo unos niveles de calidad del aire que no fuesen nocivos para la salud humana y el medio ambiente. Esta estrategia formó parte del Sexto Programa de Acción del Medio Ambiente.

La legislación europea más relevante en materia de calidad del aire es la Directiva 2008/50/EC, relativa a la calidad del aire ambiente y a una atmósfera más limpia en Europa que entró en vigor el 11 de junio de 2008 y que reagrupa toda la legislación existente hasta ese momento, además de la Directiva 2004/107/EC, relativa al arsénico, el cadmio, el mercurio, el níquel y los hidrocarburos aromáticos policíclicos en el aire ambiente.

Por otra parte, en 2001, la Comisión Europea aprobó la Directiva 2001/81/EC, que fijaba los techos nacionales de emisión para todos los países miembros de la UE para los contaminantes responsables de la acidificación, la eutrofización del suelo y el ozono en la baja atmósfera (dióxido de azufre, óxidos de nitrógeno, compuestos orgánicos volátiles y amoniaco). Posteriormente, esta directiva fue sustituida por la NEC Directiva (2009) que ampliaba dicho compromiso a los 27 países de la UE.

Reportaje "El aire en las ciudades" de los Cuadernos del Aire

Paralelamente a los acuerdos adoptados en el ámbito europeo, la Comunidad Europea (junto con los países de la Europa Central y del Este restantes, así como con Estados Unidos y Canadá) se adhirió al Protocolo de Gotemburgo (Suecia) en 2003, mediante la Directiva 2003/507/CE. El Protocolo de Gotemburgo sobre acidificación, eutrofización y ozono troposférico firmado en 1999 y en vigor desde 2005, surge en el marco del Convenio de Ginebra sobre Contaminación Transfronteriza a gran distancia.

A pesar de todos estos esfuerzos, en los últimos años, varios elementos han propiciado que Europa revise su política ambiental. En primer lugar, la OMS hacía público un informe en 2010 en el que advertía de los efectos nocivos para la salud del material particulado, llegando a reducir la esperanza de vida en un año en las zonas más contaminadas. Como tuvimos la oportunidad de explicar en el último número de Cuadernos del aire, en el reportaje “El aire en las ciudades”, las zonas urbanas y sobre todo, los países de menor renta, son las zonas más vulnerables a este contaminante.

Por otra parte, también en 2010, la Agencia Europea del Medio Ambiente corroboraba que la exposición humana al material particulado (micro partículas) y al ozono troposférico tenía efectos muy nocivos para la salud, ya que reducía la esperanza de vida, y provocaba problemas respiratorios crónicos así como cardiovasculares.

De hecho, Europa sigue excediendo los límites máximos de material particulado, ozono troposférico y sobre todo de dióxido de nitrógeno en las zonas urbanas. Asimismo, los niveles de óxidos de nitrógeno no se han conseguido reducir a los niveles esperados. Por tanto, la revisión de la política ambiental y de calidad del aire europea se hace necesaria.

En concreto, la Comisión Europea está trabajando actualmente en distintas direcciones con el objetivo de lograr una revisión de la política y estrategia ambiental europea a finales de 2013:

Primero, mediante una revisión de la Estrategia temática de contaminación del aire bajo distintos escenarios, con el objetivo de adaptar el Programa de Acción del Medio Ambiente de la Unión Europea a 2020.

Segundo, mediante la revisión de la evidencia científica existente en torno a los efectos que tienen sobre la salud los contaminantes incluidos en la actual política ambiental europea, esto es, los regulados por las Directivas 2008/50/EC y 2004/107/EC

Tercero, mediante la evaluación del progreso logrado bajo la Directiva Europea de Techos de Emisión Nacionales (Directiva 2001/81/EC).

Guía europea para la calidad del aire

En mayo de 2012, Europa logró la revisión del Protocolo de Gotemburgo restringiendo aún más los límites máximos permitidos de los contaminantes que forman parte de dicho acuerdo (dióxido de azufre, óxidos de nitrógeno, compuestos orgánicos volátiles y amoniaco).

La información existente en torno a las emisiones y efectos de estos gases contaminantes sobre la atmósfera y la salud humana es amplia pero también muy dispersa. De forma muy práctica, en Inspira iniciamos un monográfico sobre “Contaminantes y salud”, con una serie de artículos 360º en los que ofrecemos datos de las emisiones de algunos de estos gases contaminantes en España, su evolución más reciente así como los sectores que las generan, haciendo especial hincapié en las últimas investigaciones sobre los efectos de estos gases sobre la salud humana.

Referencias

  1. European Commission. Air quality. (http://ec.europa.eu/environment/air/quality/index.htm)
  2. United Nations Economic Commission for Europe (http://www.unece.org)
  3. European Environment Agency, 2010. The European environment –State and outlook 2010. Synthesis pp. 96-100. Copenhagen. (http://www.eea.europa.eu/soer).
  4. WHO –Health and Environment in Europe: Progress Assessment (2010).

Publicado por Rocío Román

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