15 de noviembre de 2011

Dos enfoques hacia Durban

Catherine Nettleton, embajadora del Reino Unido en Venezuela y Claudia Salerno, jefe negociador del gobierno venezolano para Cambio Climático ante la COP17

La COP17, Conferencia de las Partes de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre Cambio Climático se llevará a cabo a finales de noviembre. Aquí, dos posiciones para lo que debe ser un mismo objetivo, tomar conciencia de que el mundo entero debe activarse para el beneficio común.

Catherine Nettleton

Se necesitan acuerdos más firmes
Catherine Nettleton, embajadora del Reino Unido en Venezuela: los países en vías de desarrollo sí pueden hacer algo, pero necesitan ayuda financiera

La política del Reino Unido en cuanto a las emisiones sigue la ley aprobada en el 2008 que fija el compromiso de reducir en 34% hasta el 2020 y en 80% hasta el 2050 “una meta muy ambiciosa pero posible”


Para Catherine Nettleton, embajadora del Reino Unido en Venezuela, Durban es crucial. “Los eventos climáticos extremos se están volviendo más frecuentes y están socavando el desarrollo de todos los países del mundo. Cuando la gente habla de cambio climático a veces piensa en alteraciones que son normales, variaciones del clima de un día a otro, pero este problema es un proceso global. Nosotros debemos hacer algo para salvar el planeta y los seres humanos de las próximas generaciones”.

Para la diplomática, en la última reunión de la Conferencia de las Partes en Cancún se hicieron buenos avances, pero son necesarios compromisos aún más firmes en cuanto a la mitigación de los gases de efecto invernadero y la meta de no sobrepasar el aumento de los dos grados de temperatura. “Durban tiene que ser un paso más hacia un acuerdo que incluya a todos los países del mundo que están emitiendo grandes cantidades de gases de efecto invernadero. Los países de la UE tenemos que aliarnos en un compromiso muy firme en cuanto a la reducción de gases”.

Con relación al papel de los países en vías de desarrollo, Nettleton comenta que sí pueden contribuir al esfuerzo, pero necesitan financiamiento. “En Cancún acordamos la institución del Fondo Verde y tenemos que ponerlo en marcha. En el Reino Unido por ejemplo, hemos comprometido 4500 millones dólares de financiamiento para las acciones del clima en países en desarrollo hasta el 2015”. Pero ése es sólo el principio, se necesitarían en términos globales unos 100 mil millones de dólares para acciones de adaptación y mitigación.

Las medidas de educación y motivación de la población han sido efectivas en Reino Unido. Los ciudadanos británicos reciben incentivos del gobierno por acciones para proteger el ambiente. En el ámbito empresarial se promueve el cambio al uso de energías más limpias y al desarrollo de tecnologías verdes. “Estamos creando un nuevo mercado que es el sexto más grande en el mundo en lo que respecta a las tecnologías limpias. Vale 180 mil millones de dólares y daría empleo a casi un millón de personas”. Este impulso va liderado por un ministerio de Cambio Climático y Energía que centraliza las líneas de acción y está engranado con el resto del equipo de gobierno. Sin duda, la planificación y la sincronización gubernamental son ingredientes imprescindibles en esta cruzada mundial.

Claudia Salerno
La representante de Venezuela en la Cumbre del Cambio Climático, Claudia Salerno
Venezuela mantendrá respaldo al protocolo de Kioto
Lo que está en peligro no es el planeta sino la permanencia de la vida humana sobre él. El 20% de los ricos más del planeta consumen el 84% de la energía mundial

Lo que se tiene sobre la mesa de negociaciones son sólo promesas porque nadie se compromete

Para Claudia Salerno, desde la última cumbre en Cancún quedaron muchas cosas pendientes. No se establecieron los compromisos cuantificados en reducción de emisiones y quedó claro que muchos países no estaban dispuestos a seguir con el Protocolo de Kioto. A su criterio, las negociaciones son complicadas porque están directamente relacionadas con los modelos de producción. “Muchos no están dispuestos a tocar sus economías por temor a la crisis de los últimos tiempos. Y se exige que los países en desarrollo tomen también acciones, pero tenemos a Estados Unidos por ejemplo que es responsable de un 30% de las emisiones del planeta, lo cual no es justo”.

“Estamos ante una coyuntura histórica fundamental. La naturaleza está agotando su capacidad de reproducción. El 20% de los más ricos consumen el 84% de la energía y lo que está en peligro no es el planeta sino la permanencia de la vida humana sobre él”. Según Salerno, ahora lo que se tiene sobre la mesa son sólo promesas porque nadie se compromete. Lo que sí está claro es que cada quien tiene sus responsabilidades históricas y lo que no se decida ahora va a generar impactos mañana. La posición de Venezuela será la de continuar con el Protocolo de Kioto. Este acuerdo vence su primer período de compromisos en diciembre del 2012, por lo que lo más importante es acordar ese segundo período de compromisos que debe arrancar en enero 2013. “El reto es no dejar al planeta sin el único instrumento jurídico que regula las emisiones de los países desarrollados”.

En el ámbito local, la designada presidencial explica que si bien el país ha mantenido una vocería contundente en las reuniones mundiales, puertas adentro hay que dar también el ejemplo, tomando acciones para implantar políticas de nuestro propio modelo civilizatorio. “Una economía responsable, una economía social que involucre un poco más del ingrediente ambiental”. De allí que se está promoviendo el debate interministerial para lograr el modelo de lo que es el deber ser.

En cuanto a los mercados de carbono, Salerno explica que la mercantilización de la naturaleza no es la vía. “Eso de creer que el ser humano cuida sólo aquello que tiene precio no tiene sentido. El estímulo y la penalización es siempre el bolsillo y esa es la perversión más grande del capitalismo”. El panorama no es nada sencillo de cara a Durban a su juicio. El hito de no pasar de los dos grados de aumento de temperatura se ve como ilusorio porque ya con un incremento de 0,7 grados centígrados se han visto episodios como la sequía que casi paraliza el Guri, las inundaciones de Pakistán el año pasado que afectaron a 20 millones de personas o la amenaza en la zona del Cuerno de África. Ya el ALBA ha dicho que incluso pensar en dos grados centígrados no puede ser el objeto de la negociación, sino un máximo de 1,5 grados con un proceso constante de revisión. Son muchos los elementos que entran en juego en este complicado acuerdo mundial. Ojalá finalmente prive la conciencia de que el planeta sigue su ritmo y responde a los cambios como un organismo vivo, y que la que realmente peligra si no lo cuidamos es la raza humana sin distinciones económicas, políticas, religiosas o raciales.

@ideagenial
Miembro de la red Periodismo ante el Cambio Climático

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