4 de abril de 2011

Haití, basura y chatarra para exportar

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Según el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA), Haití es la nación con más degradación ambiental del continente americano, situación que lejos de mejorarse, con el paso de estos últimos años, la misma se ha agravado. Esta realidad se manifiesta, en lo que ha significado el continuo éxodo de más de un millón de personas de las zonas rurales hacia sus ciudades principales, haciendo que la presión sobre los recursos sanitarios en esas urbes haya aumentado dramáticamente, hasta colapsarlos.

Puerto Príncipe su capital, evidencia con creces este drama. Sobre sus calles transitan las aguas servidas y los olores nauseabundos. Su sistema de alcantarillado no funciona y hay muy pocas plantas de tratamiento de aguas servidas. La deficiente evacuación de excretas contaminó casi todas las fuentes de abastecimiento de la capital. La ciudad no posee suficientes camiones vacuum o succionadores para movilizar los excrementos. Haciendo casi mensual, las rutas recolectoras. En general los peatones surfean las “olas” de basura que se aglomeran en las calles.

A este dantesco escenario, se le suma, la chatarra vehicular desechada por los Estados Unidos que ingresan sin arancel al país, mas con criterio de depósito que de uso y los pocos que funcionan se desplazan en cualquier sentido por las aceras o sin control de tránsito. O simplemente sus restos son abandonados en cualquier callejón semilibre de la basura. Haití se descubre a sí misma, como el gran basurero de chatarra del norte.

El agua que llega a través de la insuficiente red de conexión domiciliaria o por grifos públicos, y se permite usarla para bañarse o lavar y a este privilegio solo tienen acceso el 50 por ciento de la población. Igual cuando llueve todo se inunda y se contamina, haciendo inaprovechable ese recurso.

Esta realidad sanitaria, aunada al 80 por ciento de los haitianos en la pobreza, asegura una mortalidad infantil en el orden de 69 por mil. Todos ellos, víctimas de enfermedades diarreicas, infecciones respiratorias agudas y malnutrición, la cual afectan al 47 por ciento de la población infantil. La expectativa de vida en general de la población está en el orden de los 50 años.

La desnutrición se vincula a causas ambientales. Se usufructuó la naturaleza a tal punto, que sólo queda el dos por ciento de la forestación original, trayendo como consecuencia la eliminación de las barreras naturales contra la erosión pluvial, que ahora arrastra unas 20.000 toneladas de tierra cultivable hacia el mar. Situación esta que compromete, ante las empobrecidas tierras cultivables, la producción de alimentos necesaria para cubrir la demanda de la población. Apenas alcanza para cubrir la mitad.

Un duro camino aun por transitar, los primeros hijos del África en el continente.

Fuente: ANCA 24

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